jueves, 4 de febrero de 2016

Berlín, Alemania

Desde pequeño he estado practicando el alemán, sea en clases particulares de conversación o cursando en la Escuela Oficial de Idiomas. Pero es bien sabido que la mejor manera de aprender un idioma es adentrarse en él completamente viajando a el lugar donde es hablado. Mi primera vez en Alemania fue por la zona del río Rin, pero prefiero dedicarle una entrada en otro momento. He tenido la oportunidad de volver dos veces al país, ambas con una familia de intercambio.

Región de Brandemburg
(la x marca dónde es encuentra Falkensee)
Aunque en el título de la entrada veáis claramente escrito "Berlín", al lugar exacto al que fui es a Falkensee, a unos 20 minutos del centro de Berlín en tren. Falkensee es la localidad más grande de su districto, Havelland, en la región de Brandemburg (la cual rodea a Berlín). La primera vez que visité a la familia fue en 2013 y la segunda, este pasado verano de 2015.


Fue una experiencia bastante diferente para mí, en especial la primera vez. Marvin, el chico alemán, vino primero a España durante dos semanas a vivir con nosotros, lo cual ayudó a que nos conociésemos mejor. Cuando me tocó el turno de jugar el papel de extranjero e ir con él a Alemania, al principio confieso que estaba muy nervioso. De repente me vi inmerso en un mundo de gente que hablaba muy rápido en un idioma que poco controlaba, pero cada día cogía más y más confianza (seguramente no estaba diciendo nada bien, pero yo el miedo a hablar lo perdí). De lo más difícil que tuve que hacer fue ir al colegio... si algunas asignaturas cuestan en tu propio idioma, ¡imagínate en uno que no controlas!

Como cabe esperar, estando tan cerca de la capital alemana y teniendo tal fácil acceso al centro (el sistema de S-Bahn funciona a la perfección), me tomé el lujo de visitar Berlín varias veces a lo largo de mis dos viajes. Berlín es una ciudad relativamente nueva. Con esto me refiero a que en ella no encontramos construccionas medievales o anteriores como es habitual aquí en España. La mayor parte de las construcciones anteriores a la Segunda Guerra Mundial fueron destruidas en ella. Aún así, es una preciosa ciudad moderna, limpia y llena de pequeños detalles históricos.

Lo más emblemático de la ciudad es la famosa puerta de Brandemburgo. Esta se sitúa en el centro de la ciudad, justo donde solía estar el muro de Berlín. Muy cerca, se encuentra el Reichstag, el Parlamento alemán. Para mí este último fue uno de los lugares más impresionantes de la ciudad. Encima del Reichstag se encuentra una enorme cúpula de cristal a la que pueden subir los visitantes para tener una visión de 360º de la ciudad. Por otra parte, pude subir al mirador de la Catedral de Berlín (Berliner Dom). Esta se encuentra del otro lado del centro en la Museuminsel, la Isla de los Museos, llamada así por motivos bastante evidentes (sí, está llena de museos).
Reichstag
Me gustaría añadir que, a pesar de su fama y de todos los estéreotipos, los alemanes no están siempre enfadados y son extremadamente amables y educados. Puede que estén un poco locos pero, ¿quién no lo está?


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